Pues sí, lo confieso, he pecado.
Aromas y sabores sublimes que despiertan sensaciones.
Un lugar para
sentirse relajado.
Despierta el excesivo
placer de grandes vinos.
Para los que pecan
de perezosos y no
quieren cocinar.
Solo unos pocos tienen el privilegio de acceder.
El espacio que se ansia
con vehemencia.
Grandioso sitio de excesiva y grandiosa magnificencia.